Ocote es una palabra de origen Náhuatl. Si bien es correspondiente a una especie arbórea, nosotros la conocemos más concretamente por aquellas pequeñas maderitas que utilizamos para encender el fuego en un asador. En su escritura se parece mucho al nombre del nuestro colectivo. ¿Guarda alguna relación? ¡Para nada! Sin embargo cuando un amigo jugaba con el nombre y compuso la homofonía algo resonó en mi cabeza.Una palabra es Francesa, la otra Náhuatl.
Pensé en todos los negocios que se nombran con palabras en inglés, como las cafeterías que agregan después del nombre “ ----´s coffe” y recordé cuánto las he criticado por no buscar una palabra en el castellano que componga un mejor titulo para su espacio(seguro que la hay). El castellano me encanta, sobre todo -nuestro castellano- y me pregunté por qué no lo habíamos usado para nuestro propio nombre.
Nombrar algo no viene a la ligera, y aunque me hubiera encantado que el nombre llevara una esencia latinoamericana y estuviera escrito en español, no fue tampoco escogido por mercadeo o por estética de diseño. El nombre Écoute fue siempre una ocurrencia. Significa “Escucha”. La escucha es uno de los principios básicos, la herramienta esencial con la que tratamos de construir un lugar a la palabra. Está en francés debido a que gran parte de nuestra formación está influenciada por el psicoanálisis lacaniano, que tiene como sede la Francia de la segunda mitad del siglo pasado, sobre todo los años 50 al 80. Es un significante de nuestra esencia formativa en su idioma y su significado.
Y aunque aun añoro un poco un nombre en nuestro idioma, me doy cuenta que lo latinoamericano lo ponemos nosotros y aquellos que con su palabra llenan el espacio libre dentro de nuestro pequeño lugar de encuentro.
Es así como el juego de palabras me lleva a justificar nuestro nombre, a darle un sentido nuevo y exponer su significado en este espacio.